martes, 15 de enero de 2008

KUCKY ALEJANDRA 2

Aprendí a ir hacia el patio de adelante. Antes de daba mucho miedo porque estábamos recién cambiados de casa y todo era nuevo, distinto.
Empecé acompañando mi dueña grande a regar y conocí un gato rubio de al frente que siempre viene me saludar.
No soporto los perros que se acercan a la reja porque quieren entrar y hacer sus necesidades en el pasto. Cuando encuentran conmigo frustran enseguida sus malas intenciones.
Me encanta quedar ahí porque veo el movimiento del negocio de enfrente, los humanos que entran y salen con sus mascotas, los autos que pasan por las calles de esquina, los vendedores de gas, el detestable camión de la basura que siempre me ha dado miedo. Siempre hay movimiento, cosa que no sucedía en la casa anterior porque estaba en un pasaje cerrado.
El cambio para mi fue muy difícil.
Nací en la otra casa y estaba muy acostumbrada con el barrio, andaba por toda la cuadra sin miedo porque conocía todos los vecinos, hijos y mascotas.
Yo notaba que algo estaba pasando porque empezaron a arreglar las cosas en cajas y maletas pero yo pensaba que íbamos a la playa como sucedía en vacaciones. Eran viajes estresantes para mí y acostumbraba maullar todo el camino. ¡Imagine estar encerrada dentro de un auto por casi 2 horas!
Pero el tiempo pasaba y no viajaba nadie.
Un bello día llega un camión enorme que vi desde el techo y estaciona al frente mismo de mi portón. Bajé con miedo y curiosidad y vi bajar 4 hombres grandes que entraron en mi casa y la fueron desmantelando. Intenté entrar para mirar pero pasaban llenos de cosas en los brazos y me podrían pisar. Decidí mirar todo desde el patio de la vecina de enfrente.
Mis dueñas me llamaban pero era demasiado cobarde para enfrentar a toda aquella tropa de gente que andaba de un lado a otro. Arranqué.
Mucho después volví e intenté entrar porque el movimiento había disminuido y la mayoría estaba sentado descansando.
Mi dueña grande me tomó en brazo y se sentó conmigo intentando tranquilizarme. Pude ver que mi living y comedor estaban completamente desnudos y todo estaba guardado dentro de aquel inmenso camión. Me asusté.
Mi dueña me llevó cerca del camión para que oliera y reconociera las cosas: ella sabe que soy muy curiosa. Las dueñas chicas me tomaron y me llevaron para dentro de su auto que también estaba lleno de cosas. Yo estaba intranquila: presentía algo extraño.
Yo les preguntaba qué era lo que pasaba pero como ellas no me entienden casi siempre, quedé sin saber.
Muy pronto el camión encendió el motor y me dio un miedo terrible. Parecía un monstruo que quería me comer. Mi dueña chica me afirmó cariñosamente intentando tranquilizarme. Luego mi dueño encendió el auto y todos nos fuimos de allí. No sé porque sentía una tristeza en ellos…y más miedo me dio.
Anduvimos aproximadamente 20 km. de los cuales casi todos estuve maullando. Miraba por la ventana pero no reconocía nada: no era el camino a la playa. Con razón estaban todos extraños…
Después de media hora llegamos a una casa grande, de dos pisos, en una villa nueva.
Bajamos y mi dueña chica me llevó por toda la casa incluso al segundo piso. Mi corazón quería salir por la boca de susto.
Le preguntaba qué hacíamos allí y cuando volveríamos a casa pero seguía sin respuesta.
Allí todo era diferente, los sonidos, los olores.
Además estaban todos tan atareados sacando cosas de los autos y del camión.
Vi ahora los espacios vacíos de aquella casa extraña llenándose con mis cosas. Me llevaron al patio de atrás y me mostraron un espacio inmenso con mucho pasto y un poco de tierra por los lados, cemento y techos. Todo era tan extraño que no me daban ni ganas de comer.
Mis dueños estaban muy atareados entrando cosas, ordenando. Mi mente estaba tan llena de sonidos y pensamientos de extrañeza que me arranqué para la calle intentando encontrar algo conocido.
Mi intento fue muy en vano: estaba en un lugar clonado, lleno de casas iguales y no podía aventurarme porque seguro que me iba a perder.
Temiendo por mi seguridad bajo tantas piernas que entraban y salían de la casa, opté por quedarme calladita debajo del auto de mi amo.
Llegó el crepúsculo y mis dueñas me llamaban preocupadas pero yo estaba tranquilita y tenía mido de entrar.
Ellas recorrieron todas las ventanas llamándome. Después fueron casa por casa del pasaje pero yo no me moví.
Ellas estaban tristes y preocupadas.
Cerré los ojos e intenté dormir un rato para pasar la pesadilla y despertar en mi casita segura y feliz.
Dormí pero cuando desperté era nochecita y seguía debajo del auto en un lugar desconocido. Mi dueño iba entrar el auto y tuve que salir. Él avisó las niñas que emocionadas fueron a mi encuentro y me rescataron.
Me soltaron dentro de la casa cerrando puertas y ventanas. Me acompañaron por harto rato para que no tuviera miedo. Intenté caminar por el suelo con baldosas resbalando mis uñas. Después me mostraron la escalera y simpaticé con ella de un principio: era entretenida y me propiciaba una visión desde lo alto. Además estaba revestida de carpet para afilar mis uñas.
De a poco me fui ambientando.
Quedé como 3 días solamente en la pieza de mis dueñas chicas y con suerte me aventuraba ir al living donde terminaba haciendo mis necesidades de puro miedo de salir.
Para qué les cuento el escándalo que hacían cuando encontraban mis deposiciones…Me gritoneaban y hablaban cosas que me alegraba no entenderlas pero todo cambió cuando me dejaron sola afuera en el patio trasero.
Tuve que sobreponerme a mis miedos y empezar a vivir vida de gato normal en otra casa. Entendí que esa ahora sería nuestra nueva casa. Con el tiempo ni me acuerdo mas de la otra. Tengo tantas cosas que copuchar aquí con los vecinos y sus mascotas, todo es tan novedoso que ni siquiera salgo a recorrer: esta casa de esquina me llena en todo.
Los techos me llevan a mi refugio y me dejan ver la Luna en las noches. Puedo ver lejos hasta las montañas.
Los patios de los vecinos siempre tienen movimiento. Adentro, todo grande y claro.
Realmente estoy como me gusta: reina absoluta de la casa.
Pero este pensamiento me traicionaría: en el sábado siguiente trajeron de vuelta al perro abominable. Y lo instalaron en el patio trasero mas encima.
Esto significaría que me molestaría al comer y al ir al baño.
Aunque mis dueñas salvaron mi comida colocándola con mi cuna sobre una mesa lejos del hocico de Hobbye, el tránsito cerca de él es siempre complicado.
…………………………………………………………………………………………….impreso
Por lo mismo estuve unos buenos días con un humor insoportable.
Sin haber remedio tuve que acostumbrarme a compartir mi espacio siempre y cuando yo esté de buen humor.
Pero no hablemos de cosas feas: hablemos de mí. Yo debo tener alrededor de 5 años y soy negra con manchas blancas en el cuello y en la punta de las patas. Lo que le trastorna a mis dueñas es que mis bigotes son blancos. De hecho ese es mi poder de seducción. Soy angora y tengo una cola de causar envidia. Me da mucho trabajo lavarme con la lengua todos los pelos pero vale la pena porque quedo irresistible.
En los buenos tiempos de mi juventud gatubela llegué a tener varios pololos y varios hijos, los cuales fueron repartidos por este mundo por mis dueños. Era mucho trabajo y yo era una madre dedicada y protectora. Cuidaba cada hijo con mucho esmero y me encantaba la cara de felicidad de mis dueños cuando los tomaba en brazo. Lo que no le gustaba mucho a mi dueño grande era el desorden cuando ellos estaban mas grandecitos porque se colgaban de las cortinas, solían mear donde no debían y rasguñaban los muebles…
El amor de mi vida ha sido el Ronaldo, un gato con los mismos colores míos pero de pelo corto, grande y maceteado que rondaba el vecindario pero él fue quedando viejo y sin dientes… Aunque mis dueños lo adoptaron y llevaron al veterinario devolviéndole las fuerza perdidas por la calle, un bello día se fue para nunca mas volver.
Bueno, aquí estoy yo ahora en la casa nueva cuidando mi territorio. Decidí pasar mis tardes en el patio delantero y dejé el perro solo atrás.
A veces el gato de al frente me viene a ver y nos acompañamos. Él me recuerda a Ronaldo aunque es rubio pero siempre se ve maltratado por ser callejero. Es mucho más joven que yo pero es lo que hay.
Tenemos que cuidarnos porque el vecindario es reino absoluto de la abominable raza de los perros, pero con mis garras se hace lo que se puede….hehehe

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